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"El águila y el escarabajo" de Félix María Samaniego (nivel B1)
"El águila y el escarabajo" de Félix María Samaniego (nivel B1)
«Que
me matan; favor»: así clamaba
una
liebre infeliz, que se miraba
en
las garras de una Águila sangrienta.
A
las voces, según Esopo cuenta,
acudió
un compasivo Escarabajo;
y
viendo a la cuitada en tal trabajo,
por
libertarla de tan cruda muerte,
lleno
de horror, exclama de esta suerte:
«¡Oh
reina de las aves escogida!
¿Por
qué quitas la vida
a
este pobre animal, manso y cobarde?
¿No
sería mejor hacer alarde
de
devorar a dañadoras fieras,
o
ya que resistencia hallar no quieras,
cebar
tus uñas y tu corvo pico
en
el frío cadáver de un borrico?»
Cuando
el Escarabajo así decía,
la
Águila con desprecio se reía,
y
sin usar de más atenta frase,
mata,
trincha, devora, pilla y vase.
El
pequeño animal así burlado
quiere
verse vengado.
En
la ocasión primera
vuela
al nido del Águila altanera,
halla
solos los huevos, y arrastrando,
uno
por uno fuelos despeñando;
mas
como nada alcanza
a
dejar satisfecha una venganza,
cuantos
huevos ponía en adelante
se
los hizo tortilla en el instante.
La
reina de las aves sin consuelo,
remontando su vuelo,
a
Júpiter excelso humilde llega,
expone
su dolor, pídele, ruega
remedie
tanto mal; el dios propicio,
por
un incomparable beneficio,
en
su regazo hizo que pusiese
el
Águila sus huevos, y se fuese;
que
a la vuelta, colmada de consuelos,
encontraría
hermosos sus polluelos.
Supo
el Escarabajo el caso todo:
astuto
e ingenioso hace de modo
que
una bola fabrica diestramente
de
la materia en que continuamente
trabajando
se halla,
cuyo
nombre se sabe, aunque se calla,
y
que, según yo pienso,
para
los dioses no es muy buen incienso.
Carga
con ella, vuela, y atrevido
pone
su bola en el sagrado nido.
Júpiter,
que se vio con tal basura,
al
punto sacudió su vestidura,
haciendo,
al arrojar la albondiguilla,
con
la bola y los huevos su tortilla.
Del
trágico suceso noticiosa,
arrepentida
el Águila y llorosa
aprendió
esa lección a mucho precio:
a
nadie se le trate con desprecio,
como
al Escarabajo,
porque
al más miserable, vil y bajo,
para
tomar venganza, si se irrita,
¿le
faltará siquiera una bolita?
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