martes, 10 de enero de 2012

"El lobo y la Cigüeña" (L)

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"El lobo y la cigüeña" Félix María Samaniego

Sin duda alguna que se hubiera ahogado

un lobo con un hueso atragantado,

si a la sazón no pasa una cigüeña.

El paciente la ve, hácela seña;

llega, y ejecutiva,

con su pico, jeringa primitiva,

cual diestro cirujano,

hizo la operación y quedó sano.

Su salario pedía,

pero el ingrato lobo respondía:

«¿Tu salario? Pues, ¿qué más recompensa


que el no haberte causado leve ofensa


y dejarte vivir para que cuentes

que pusiste tu vida entre mis dientes?»

Marchó por evitar una desdicha,

sin decir tus ni mus, la susodicha.

Haz bien, dice el proverbio castellano,

y no sepas a quien; pero es muy llano,

que no tiene razón ni por asomo:

es menester saber a quien y cómo.

El ejemplo siguiente

nos hará esta verdad más evidente.

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